El lunes 18 de enero de 2010, el "tito Juan", o "Juanito Velones", como era llamado cariñosamente en Gerena nos dejó para siempre a sus 82 años. Tras varios años de lucha contra la enfermedad, aferrándose con todas sus fuerzas a la vida, su corazón dijo que ya era hora de descansar.
Siempre es triste decirle adiós a alguien, pero en este caso, este alguien era muy especial para mi; era mi tito Juan, mi "abuelo" del alma, un segundo padre.
Aún fresco en mi memoria, recuerdo con 16 años el primer día que me "sacaste de novicio" a coger aceitunas en "La Pizana", y entrañable tú, me llenabas mi medio macaco con el tuyo para que "vaciara el primero"...
A pesar de tu delicado estado de salud, quisiste estar el año pasado en la I Campaña "Un gerenense, un árbol", y pediste que te llevaran al Parque de El Berrocal, para estar allí conmigo, como ejemplo de lucha y ganas de vivir, para seguir sumando vivencias al blog de tu vida.
Este año te fuiste tras la nevada. No estarás en la II Campaña "Un gerenense, un árbol" viendo plantar a los pequeños árboles, pero serás la brisa que mueva sus copas cuando crezcan altos y fuertes, susurrándome al oído y recordándome día a día tu lección más importante: una actitud hacia la vida llena de ilusión, lucha y unas inmensas ganas de vivir...
Allá donde estés tito Juan, un beso fuerte y hasta luego...!!
Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.
Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas
daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado
que por doler me duele hasta el aliento.
Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.
No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.
Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.
Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.
En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.
Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.
Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera
de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.
Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irá a cada lado
disputando tu novia y las abejas.
Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.
A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.
Miguel Hernández
http://gerenaverde.blogspot.com/